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viernes, 11 de mayo de 2012

BRONQUIECTASIA


La bronquiectasia fue descrita por primera vez por
Laennec, y desde entonces el término se ha utilizado
para identificar las dilataciones bronquiales asociadas
a inflamación crónica y recurrente que condiciona
la destrucción bronquial.

Se denomina bronquiectasia al síndrome anatomoclínico
caracterizado por dilataciones anormales y
permanentes de las vías aéreas intrapulmonares,
acompañada frecuentemente por tos inflamatoria
crónica e hipersecreción bronquial.
Más que una entidad en sí misma, son trastornos
junto a una serie de procesos patológicos broncopulmonares
que tienen como sustrato la inflamación
y la obstrucción.

La mayor parte de las bronquiectasias son adquiridas
después del nacimiento. Se han planteado dos
causas fundamentales en su etiopatogenia: la inflamación
y la obstrucción bronquial, lo que unido a
factores del huésped que lo predisponen para su desarrollo,
explican la génesis de la enfermedad.
La infección bacteriana o viral es el origen más
frecuente de la inflamación de la pared bronquial y
de la destrucción de sus componentes estructurales.
Una gran variedad de gérmenes pueden generarla,
bien durante una infección severa o por la recurrencia
de ésta. Antes del advenimiento de los antibióticos
y las vacunas, el sarampión, la tos ferina, la varicela

y la tuberculosis, solían ser las principales infecciones
desencadenantes de bronquiectasia.
En la actualidad, las infecciones broncopulmonares
por Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae,
Haemophilus influenzae, Micobacterium tuberculosis,
adenovirus y virus de la influenza, parecen desempeñar
el papel infeccioso preponderante en los
individuos susceptibles, con dificultad en el drenaje
bronquial o en la resolución del proceso séptico por
diferentes causas. Estos gérmenes producen proteasas
y otras toxinas, que además de destruir el epitelio
respiratorio, alteran su importante actividad mucociliar.
Por otra parte, la respuesta inflamatoria defensiva
del huésped termina produciendo más daño
epitelial como consecuencia de los mediadores liberados
por los neutrófilos (elastasas, radicales oxidantes,
citocinas). La destrucción del tejido muscular y
elástico de las paredes bronquiales, condiciona la dilatación
y la pérdida de la capacidad propulsora.
Como la protección contra la infección se encuentra
comprometida, los bronquios dilatados son susceptibles
a nuevas colonizaciones; de ahí la recurrencia
de las infecciones y el proceso de la inflamación.
La obstrucción bronquial, sea por la propia inflamación
o por otros procesos orgánicos que la determinan,
tales como compresión, lesión intrínseca o
cuerpo extraño, es otro factor importante en la
patogenia. Dificulta el drenaje de las secreciones, facilita
la estasis de éstas y predispone a la infección y
al posterior agrandamiento bronquial. Suelen ser localizadas
y la dilatación y estasis son consecuencia
también de un aumento de la presión negativa en el
área afectada.


Las manifestaciones clínicas están condicionadas por
la infección crónica y la hipersecreción de moco en
los bronquios dilatados. Los primeros síntomas suelen
presentarse en la infancia y en la adolescencia,
pero es común darles poca importancia y se les confunde
o son considerados como episodios catarrales
o de bronquitis a repetición. Esto explica que con
alguna frecuencia se encuentre en la práctica médica
a un paciente con tos y expectoración de varios
años de evolución, que asiste a consulta o ingresa
porque su “bronquitis ha empeorado”.
En ocasiones las bronquiectasias son secas, es
decir, sin expectoración abundante ni infección recurrente;
se identifican sólo por la hemoptisis o pasan
inadvertidas durante algún tiempo. Las lesiones
de los lóbulos superiores pueden mantenerse asintomáticas
porque en ese sitio se produce poca estasis
e infección de las secreciones. Las manifestaciones
clínicas pueden resumirse en respiratorias y generales.
Manifestaciones respiratorias
La expectoración, síntoma predominante en los pacientes
con bronquiectasia, es abundante, alcanza a
veces volúmenes superiores a los 300 ml diarios,
puede ser verdosa o francamente purulenta y en ocasiones
es fétida, con reconocido olor a yeso húmedo,
desagradable al gusto y provoca mal aliento, y
suele incrementarse con los cambios de posición;
ésta sedimenta en tres capas, una superior espumosa,
una media líquida y una inferior purulenta; esto
es cada vez menos frecuente, quizás porque los casos
son menos “vírgenes”.
La tos está presente en más del 90 % de los enfermos,
es de tipo inflamatoria y crónica, a menudo
matinal y puede llegar a ser paroxística.
La hemoptisis, variable en su cuantía, es recidivante
y se observa en la mitad de los casos. En la
bronquiectasia seca de Benzançon de los lóbulos superiores
y a veces en la de los inferiores, ésta suele
ser el primer y único síntoma; y puede aparentar una
tuberculosis por su frecuencia.
La disnea se presenta en el 50 % de los afectados
y se debe a hiperreactividad y obstrucción bronquial.
Las infecciones recurrentes agudas, ya sean bronquiales
o pulmonares, son comunes en la evolución
de estos enfermos y determinan fiebre, generalmente
moderada, además de exacerbar y agravar la sintomatología
ya descrita.




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